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China se ha caracterizado en los últimos años por perseguir modelos de energía alternativa y más limpia con el ambiente, posicionándose como uno de los países que más impulsan estos energéticos, convirtiéndose en uno de los líderes que respaldan los Acuerdos de París para la reducción de gases contaminantes en el mundo; algo que no es poca cosa, ya que esta nación asiática sufre un gran problema de polución en sus urbes más pobladas, como su capital Beijing. 

Uno de lo pasos más grandes que ha dado es del tamaño de su nueva planta flotante de energía solar, construida en lo que anteriormente fue una mina de carbón en la provincia de Anhui, cerca de la ciudad de Huainan, específicamente en la zona de Liulong. Dicha mina se derrumbó, lo que causó que se llenara de agua subterránea y lluvia, formándose un lago de 10 metros de profundidad en donde se instalaron los paneles fotovoltáicos que generan cuatro megavatios al día, abasteciendo a 28 mil personas aproximadamente.

Dicha planta será manejada por Sungrow Power Supply Co, la empresa productora de paneles solares más grande del planeta. De esta manera, China sigue en la carrera por abandonar progresivamente los combustibles fósiles como parte del plan que las autoridades del gigante asiático se han puesto para quitarse el estigma de ser un país contaminante. Además, esto le ha dado ventaja sobre Japón, quienes también están construyendo una planta de energía similar en la represa de Yamakura.

¿Por qué una planta flotante? Este tipo de construcción presenta varias ventajas sobre las terrestres, como un 11% de mejora en su eficiencia, gracias a que se enfrían constantemente por acción del agua en donde están colocadas; además, así se evita ocupar tierras que se pueden aprovechar para la agricultura. Por si esto fuera poco, son menos propensas a tener problemas por causa de terremotos, y soportan vientos con velocidades de hasta 190 Km/h.

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